La última dictadura: mejor hablar de ciertas cosas.
Cada 24 de marzo, en el Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia, se conmemora a las víctimas de la última dictadura cívico-militar.
Magdalena Macaggi, médica y asesora política argentina, nos recuerda la importancia de construir una reflexión y análisis crítico de la historia.
El Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia es una fecha en la que se busca mantener vivos en la reflexión los tristes acontecimientos ocurridos durante la última dictadura cívico-militar en la Argentina.
Magdalena Macaggi nos cuenta en esta entrevista cómo fue su experiencia durante la dictadura militar en Argentina.
Rocio Diaz: En relación al golpe del 76', ¿por qué crees que es necesario rememorar?
Magdalena Macaggi: El 24 de marzo es una fecha que debemos rememorar. Esta memoria nos permite reflexionar y transmitir a las nuevas generaciones, que no vivieron esa época, los hechos aberrantes que no deben suceder nunca más. También es importante pensar en las consecuencias de algunos de esos hechos aberrantes, porque siguen ocurriendo hasta nuestros días, ya que todavía hay 400 nietos que siguen desaparecidos.
Tenemos que recordar que el sistema político y democrático fue disuelto, se disolvió el Congreso y otras disposiciones de la democracia, no teníamos derechos políticos ni actividad gremial o social. Había censura en todas las expresiones culturales artísticas y literarias, por supuesto. No había libertad de expresión ni derecho a la información. Es importante que en este día trabajos prácticos como este le permitan a los jóvenes bucear un poco en esa época y sentir algo que ojalá nunca tengan que vivir.
También es bueno remarcar que la memoria implica que esta sociedad se encuentra muy activa en la defensa de la democracia, y esto es un mensaje para que se sepa, hacia las Fuerzas Armadas, que no vamos a permitir nunca más un golpe de Estado.
Rocio Diaz: ¿Cómo viviste el periodo de la dictadura? ¿Cómo era el día a día en tu casa? ¿Dejaste de poder hacer alguna actividad? ¿Cuál?
Magdalena Macaggi: Era estudiante de medicina, también trabajaba en una editorial, donde se publicaba una revista de análisis político que debió cerrar. Sus editores debieron exiliarse. La revista se llamaba "Cuestionario" y era dirigida por el Dr. Rodolfo Terragno.
En la Facultad de Medicina todo se transformó, no hubo más Centro de Estudiantes, no había participación ni social ni política ni cultural estudiantil. Cerraron el bar de la facultad, había policías en la entrada, no ingresabas si no tenías DNI y tu libreta universitaria. Obviamente todas las actividades que dejamos de realizar fueron las sociales, políticas y culturales que existían a nivel estudiantil en esa facultad. Eso se terminó todo. En relación con el trato con otros estudiantes si eran desconocidos evitaban hablar porque nunca sabías si algo que decías podía ser interpretado como subversivo o traerte problemas.
Era un clima de mucho miedo y de represión, muy oscuro.
Rocio Diaz: ¿Dónde vivía en ese momento? Cómo estaba afectada la zona?
Magdalena Macaggi: Vivía en el barrio de Floresta de la Capital y la verdad que en esa zona nunca observé ninguna modificación de lo habitual.
Rocio Diaz: ¿En qué momento te diste cuenta de la magnitud de lo sucedido? ¿Qué acción en particular hizo que te dieras cuenta? ¿Desapareció algún familiar o amigo? ¿Quién?
Magdalena Macaggi: La pregunta me parece clave. Porque durante la dictadura sabía que había personas desaparecidas, sabía que había personas que no tenían ninguna participación política y desaparecían, así como había otros que sí pertenecían a organizaciones gremiales o políticas. Pero la dimensión de los hechos, esa magnitud, en ese momento creo que no la tenía. Había amigos de mis padres desaparecidos y tuvimos familiares de ellos escondidos en mi casa. Pero reconocer y darse cuenta de la magnitud de los hechos recién fue en democracia, cuando supimos a través de la CONADEP y otras investigaciones, cuando vimos que fuimos a las Juntas Militares. Ahí uno entendió que no eran algunos casos aislados, que eran miles. Realmente fue un choque. No entendimos la magnitud hasta que la democracia comenzó a investigar y a dar a la luz la información. Con respecto a las personas amigas que desaparecieron puedo mencionar al profesor Alfredo Bravo. Él era uno de los presidentes de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos que desde el comienzo de la dictadura interponen recursos de amparo, habeas corpus, investigaban y denunciaban la desaparición de personas. Alfredo Bravo fue detenido, desaparecido y torturado. Luego lo convirtieron en un preso común, lo que en ese momento se llamaba blanquear. Así, dejó de ser un desaparecido para ser un preso en una cárcel común. Luego fue liberado unos años después.
Solo me quedó en el tintero algo de esta respuesta. Los familiares de desaparecidos que se escondían en mi casa, nos contaban que les robaban sus viviendas y pertenencias.