Corregido
Una reina perfecta y La arquitectura del océano.
Inés Garland nació en Buenos Aires en 1960. Es escritora, traductora y coordina talleres literarios. Publicó novelas y libros de cuentos para adultos, jóvenes y niños entre los que se encuentran Una Reina Perfecta (2005), La Arquitectura del Océano (2014), Con la espada en mi boca (2019), Una vida más verdadera (2017), El jefe de la manada (2014). Con Piedra, papel o tijera (2009) Garland se convirtió en la primera autora latinoamericana en ganar el Premio Deutscher Jugendliteraturpreis. Leerla significa sumergirse en un mundo reflexivo e íntimo, de confesión, búsquedas y amor. En cada uno de sus relatos es posible encontrar el valor de la duda y la mirada de lo auténtico. Tristeza, fracaso y soledad son algunos de los sentimientos vertiginosos en las historias de Inés Garland, incluso en aquellas donde algunas frases son capaces de sacar al lector una sonrisa.
Los relatos que integran Una Reina Perfecta (2005) y La Arquitectura del Océano muestran que la visión de las mujeres dentro de la literatura no es algo exclusivo de este tiempo, sino que había versiones como las que la autora propone, resistir, casi en una lucha silenciosa, con las normas de la sociedad. Las historias hablan de la búsqueda del amor a veces infructuosa y confirman la profunda comprensión de Garland de los pliegues de la sensibilidad y la emoción del deseo. Con delicadeza y precisión, persiste en capturar la naturaleza humana, como la arquitectura del océano.
La lectura es sencilla pero no significa que sea fácil, la autora ayuda significativamente a la fácil lectura. Esto deja en evidencia la capacidad de síntesis de la autora.
Crecer, amar y vivir es como saltar al fondo del mar. Deseoso de amor, las protagonistas de estas historias, sobre todo las mujeres, navegan con cuidado por el mundo, atentas a sus propios deseos y a las señales de los demás: gestos que muestran hacia dónde ir, que sugieren aguas tranquilas o que advierten del peligro de encallar.
Se puede observar que se cumple perfectamente la teoría de Iceberg de Hemingway, todo lo tácito funcionan perfectamente en lo que se insinúa, lo que apenas sale a la superficie.
“Me gusta estar atenta a cada detalle, no perderme ni un solo compás del movimiento. Todo parece detenerse, como antes de una tormenta”, dice una de las narradoras de los 13 cuentos del libro Una reina perfecta, escrito por Inés Garland. La frase del personaje podría entenderse como uno de los pilares de la prosa de Garland: historias mínimas, en los cuales se convierten en pequeños detalles transcendentes.
En algunas historias, las personas que cuentan son niñas. Memorizan eventos y esto crea una narrativa específica porque un niño desnaturaliza todos los hechos, desconfiando de lo que es normal. Un narrador a esta edad también puede mostrar cierta crueldad hacia los niños pequeños, no sin afecto. “Mamá es una actriz atrapada en la vida de una esposa cualquiera y está convencida de que la miran permanentemente. Por eso está siempre impecable y no haría nunca nada que no pudiera ser tapa de revista.”
Con una perfecta gestión de la velocidad, Inés Garland se toma el tiempo para crear la atmósfera y hacer las cosas de la forma más natural posible. Tampoco falta el humor. No hay palabras de relleno en estas historias. Todo está ahí porque debería estarlo.