Cuentos para la reseña
Tristeza, fracaso y soledad son algunos de los sentimientos vertiginosos en las historias de Inés Garland, incluso en aquellas donde algunas frases son capaces de sacar al lector una sonrisa.
Los relatos que integran Una Reina Perfecta (2005) muestra que la visión de las mujeres dentro de la literatura no es algo exclusivo de este tiempo, sino que había versiones como las que la autora propone, resistir, casi en una lucha silenciosa, con las normas de la sociedad.
La lectura es sencilla pero no significa que sea fácil, la autora ayuda significativamente a la fácil lectura. Esto deja en evidencia la capacidad de síntesis de la autora.
También se puede observar que se cumple perfectamente la teoría de Iceberg de Hemingway, todo lo tácito funcionan perfectamente en lo que se insinúa, lo que apenas sale a la superficie.
“Me gusta estar atenta a cada detalle, no perderme ni un solo compás del movimiento. Todo parece detenerse, como antes de una tormenta”, dice una de las narradoras de los 13 cuentos del libro Una reina perfecta, escrito por Inés Garland. La frase del personaje podría entenderse como uno de los pilares de la prosa de Garland: historias mínimas, en los cuales se convierten en pequeños detalle transcendente.
En algunas historias, las personas que cuentan son niñas. Memorizan eventos y esto crea una narrativa específica porque un niño desnaturaliza todos los hechos, desconfiando de lo que es normal. Un narrador a esta edad también puede mostrar cierta crueldad hacia los niños pequeños, no sin afecto. “Mamá es una actriz atrapada en la vida de una esposa cualquiera y está convencida de que la miran permanentemente. Por eso está siempre impecable y no haría nunca nada que no pudiera ser tapa de revista.”
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