Consigna: elaborar un cuento en base a una anécdota que nos marco mucho.
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Nuestra historia
Febrero igual que cualquier mes, trabajando, estudiando y saliendo con amigas, se convirtió en un cambio para su vida. Estaba inmersa en una relación con su nueva forma de vida, quería dejar de lado todo aquello que le provocaba malestar.
Por momentos sentía que su vida no tenía ningún rumbo, pero ahí estaba su persona favorita, Federico, su novio.
Pensar en enamorarse era algo que no estaba en sus planes, solo buscaba alguna compañía para pasar los fines de semana.
Pero retrocedamos un poco, su vida antes de su relación amorosa. Ella estaba segura de que lo que no quería era estar en pareja, no porque no creyera en el amor sino porque no estaba lista para dar todo, ni abrir su corazón.
Solo quería divertirse, salir y hablar con muchas personas. Con el paso del tiempo se dio cuenta de que eso tenía que ver con la idea de aceptación, de saber que le gustas a muchas personas, de llenar ese vacío de inseguridad, pero que ese vacío vuelve a estar cuando dejan de hablar.
Creer que el amor propio se trata de la aprobación de los demás era algo que estaba muy presente en ella.
No les gustan mucho los cambios radicales, prefiere quedarse amoldada a eso que tanto le había costado formar. Su nuevo estilo de vida consistía en no dejar que la gente la lastimará.
Un domingo como tantos otros, aburrido, pensando y escribiendo sus sentimientos en un pequeño diario, desde ese día todo cambió. Después de pasar la noche entera con gente que no conocía, sabiendo en el fondo que era algo pasajero, decidió replantearse lo que hacía. Replantearse la vida un domingo por la tarde, con ese atardecer soñado, pero sabiendo que se acaba el fin de semana, surgen sentimientos muy profundos. Admitir que estaba sola era realmente muy doloroso para ella.
Pasaban los días y seguía sintiendo ese malestar en la boca del estómago, miedo, soledad, angustia, todo junto, era muy raro para ella. Pensar en tus inseguridades un domingo por la tarde para ella era recurrente, pero que ese sentimiento siga estando durante los demás días no era lo normal.
En el fondo ella sabía que tenía que volver a cambiar sus hábitos, la forma de mirar la vida, era algo que definitivamente no quería hacer. Pero ahí estaba pensando que debía hacer, si tener que dejar de lado las amistades pasajeras, o convertir esas amistades en verdaderas.
El trabajo y el estudio lograba dejar de pensar en lo que debía hacer con su vida después de los compromisos, pero después de la rutina vuelven esos pensamientos.
Desde ese momento todo cambiaría, solo debía dejar pasar el tiempo, a veces las cosas llegan solas, y así fue. Navegando por las redes sociales, se encontró con un chico, diferente al tipo de hombre con el que solía salir, eso sin dudas la encantó. Comenzaron a hablar, al principio un poco temerosa, sabía que había algo que le gustaba demasiado. Comenzaron a hablar casi sin respirar, tenían muchas cosas en común, mandarse mensajes era algo cotidiano. Al despertarse lo único que esperaba era su mensaje. Después de días hablando y queriendo conocerse, llegó el momento,al fin conoció a Federico, quien se convertiría en la persona que le cambiaría su vida.
Habían quedado en ir a un bar. Ansiosa y nerviosa llegó a destino y lo vio, no sabía como reaccionar, sentía que era alguien que ya conocía, pero nunca lo había visto antes. Esa sensación que no se puede explicar con palabras.
Pasaron los meses y sin darse cuenta se habían convertido en una especie de pareja sin título, hacían todo juntos, hablaban todos los días y planificaban sus fines de semana.
Como todas las relaciones no todo es color de rosa, había momentos difíciles. Donde ponían en duda su relación.
Pero una pelea en particular, marcaría sus caminos juntos. Había quedado en salir a festejar un mes más juntos, no de novios porque no habían etiquetado a la relación, pero era una buena excusa para salir. Era una noche de verano, el cielo estaba repleto de estrellas, los dos vestían muy elegantes y perfumados. Salieron a cenar por el centro de la ciudad. Él había reservado una mesa en un restaurante muy lindo. Llegaron al lugar se sentaron y disfrutaron de la hermosa velada, pero por momentos Max lo único que hacía era distraerse, no dejaba de mirar hacia arriba, ella se había dado cuenta, pero no quería preguntar por vergüenza, Era tanta la distracción de él que terminó preguntándole:
-¿Te pasa algo?, te noto bastante distraído - preguntó ella.
-Te voy a ser sincero, en la mesa de algo está mi ex pareja- respondió él.
Ella es totalmente blanca, su piel normalmente es trigueña, ya se imaginarán como estaba.
-¿Qué hacemos? ¿Nos vamos?- le preguntó.
Sin duda se notaba la tensión que había, él no paraba de mirar a su ex. Esto generó en Abril un poco de enojo y tristeza porque él no hacía nada para dejar pasar ese momento incómodo. Como claramente nadie tomaba ninguna decisión. Ella decidió levantarse e irse, pensó que él la seguiría, pero no fue así. Cada paso que hacía ella era un puñado en el corazón, realmente sentía muchas cosas por él.
Al llegar a la parada para volver a su casa, aparece él.
-Perdón - dijo Max.
La tomó de la mano, sudorosas de los nervios.
-Sé que estuve mal, no sabía como reaccionar, no quiero que esto genere un daño en nuestra relación, entiendo si estás enojada.
Abril durante su caminata del restaurante hasta la parada del colectivo, había pensado en todo lo que sucedió, ella estaba convencida en terminar la relación, creía que la forma de actuar de él no fue la correcta, menos después de todo lo que le había contado, sus mayores miedos e inseguridades. Estaba segura de que la relación de él con su ex no había terminado.
-No estoy segura de seguir, no por lo menos así, necesito que me digas que no va a volver a suceder- le contestó Abril.
-Abril te prometo que no va a volver a suceder. Es una relación del pasado, no sabía que la iba a volver a ver, por eso reaccioné de esa forma -respondió Max.
Dejaron pasar por lo menos tres colectivos. Estaban nerviosos, ninguno se quería ir.
-Tengo algo para decirte - dijo Max con voz firme
-Te amo, Abril.
Sonrojada se quedó muda, sentía que su corazón no paraba de latir, como chocaba contra sus costillas, tenía la respiración entrecortada, podía sentir escalofríos por todo el cuerpo. Después de esa hermosa declaración, sellaron ese momento con un beso.
Desde ese momento no volvieron a separarse hasta el día de hoy.
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